viernes, 24 de febrero de 2012

Sevilla envuelta en la polémica


Ni están todos los que son, ni son todos los que están. Y algunos hasta tres veces en una feria de dos semanas, imaginación al poder. Con Talavante, El Cid, Luque y Castella puedes montarte una feria, o todas. Siempre tenemos a los mismos y nadie puede osar a arrebatarles el puesto, no vaya a triunfar Antonio Nazaré y echar a otros que llevan años pasando sin pena ni gloria, o que directamente no se le conoce triunfo alguno en el albero sevillano.

Preferia reúne muchos alicientes para el aficionado. La doble presencia de Antonio Nazaré (¡Ojo!) con la de Fuente Ymbro y Montealto, la corrida de Cuadri con Antonio Barrera, Javier Castaño y Alberto Aguilar o la del viernes 19 con toros de El Ventorrillo para Diego Urdiales, Iván Fandiño y Jiménez Fortes. Mejor tratados han sido la dupla Mora-Fandiño, que copará el interés del abono abrileño con el mano a mano con los de Victorino.

Del resto, entre figuras y mediáticos copan todos los puestos repitiendo casi los mismos carteles sin más alicientes. Las figuras no cometen ni un riesgo que les hagan perder su pódium. Morante estará presente en la justa despedida de El Fundi y en la alternativa de López Simón, donde el padrino será Manzanares. Ahí va la clave del abono.

Las ausencias son de lo más variadas. Desde los castigados Perera y Cesar Jiménez, el selectivo descanso de abril y mayo de Ponce, hasta la injusticia más grande jamás contada, Curro Díaz y El Juli. Uno por casi quedarse inválido en abril y rozar la gloria en San Miguel y el otro por entretenerse en cortar diez orejas en dos temporadas consecutivas. Pero también se echan de menos a los mexicanos Saldivar y Juan Pablo Sánchez, o los madrileño Fernando Robleño o Miguel Abellán, que reapareció sin dientes después de la terrible cornada en Madrid. Perfectamente podrían haber evitado el doblete de El Fandi, o los mediáticos del clavel. Un año más, ¡Qué suplicio!

martes, 14 de febrero de 2012

El Juli ante la adversidad


Foto: Arjona

Ser independiente siempre ha salido caro en el mundo del toro. Ir de por libre nunca ha estado bien visto, no se les puede manejar con la misma facilidad. Más cuando han querido defender los derechos de sus compañeros atados a las imposiciones monopolísticas. Y ya si les tocan el bolsillo a los que contratan ni les cuento.

Un poco de todo ha pasado con El Juli, y lo pagará caro. Lo pagará viendo desde la televisión la feria de Fallas, aquella que conquistó el año Ponce, o que defendió el orgullo el pasado San José. Tampoco pisará la Comunidad Valenciana en Castellón, como sus compañeros tan “solidarios”. Es más, once orejas en dos años en la Maestranza de Sevilla tampoco son méritos para estar presente en el abono del baratillo en loor de jefe de Estado.

Está por encima el rencor de encabezar el movimiento revolucionario que, aunque no estemos de acuerdo, es necesario para adecuar la fiesta a nuestro tiempo. Pero las grandes empresas se olvidan de los otros que también están en el G, pero al ser sus poderdantes no quieren quitarlos de sus plazas. Juli se siente solo, defraudado, sin entender el por qué de esta situación. Ha pagado el pato junto a Perera, y sin olvidar a Cesar Jiménez. Para que tomen nota los modestos y ni se les ocurra unirse a la revolución, no vaya a ser que se queden en el banquillo. Así no vamos a ningún lado. El poder del toreo está en los toreros, no en los empresarios. No se puede, ni se debe ir contra natura, contra el público y la afición.

Se dice por ahí que Morante no torearía en Sevilla si Juli no es contratado, ¿Es posible una Feria de abril sin Morante? Cambien esa pregunta por Julián López y debería sonar igual de descabellado. Cuando un torero así falte en el escalafón, lo echaremos de menos. No se irá, y aunque no le dejen, reventará la temporada. No es bueno que saquen a la fiera, porque puede dejar retratado a más de uno.

domingo, 5 de febrero de 2012

A quien corresponda


Estimado señor/ra:

¿Por qué?, ¿Por qué tenemos que sufrir año tras año la infumable corrida de Antonio San Román, dueño y señor del cortijo de Valdemorillo? Los aficionados nos encontramos indefensos, cansados de defender este maravilloso espectáculo que ustedes se cargan día a día vendiéndose como carroña. ¿Son conscientes, en estos tiempos, lo que cuesta llenar media plaza?, ¿Saben que es posible que decenas de los que estuvieron hoy en la plaza no vuelvan, porque no pueden permitirse el lujo de pagar más de 25 euros para ver semejante y degradante espectáculo?

Pero lo que es peor, en ese cartel se anunciaban tres toreros que les iba la vida en ello. Que se jugaban su futuro dando un aldabonazo a las puertas de Madrid. Pero además tres toreros buenos, en un cartel muy completo. Pero ya se sabe que sin el toro nada es posible. Milagros los justos y suelen darse en Lourdes.

Pueden tener la excusa, que sobre las fotos era bonita. Muy grande y honda, bien armada, pero podrida por dentro. ¡Se rajaban antes de que saliera el picador! Increíble pero cierto. Los tres tíos intentaron exprimirles, cayendo en la desesperación como le sucedió a Leandro con el quinto. Incluso Iván Vicente recibió un revolcón al intentar tragar la embestida a escasos metros de toriles. Ante eso, que se juegue la vida su tía. La tía de Antonio San Román. Qué coño, que se la juegue San Román.

Pero pese a que os intentasteis cargar el noble arte de la corrida, Morenito de Aranda consiguió imponerse al sexto, que medio se dejó. Y la gente rápidamente entró, queriendo beber agua en el desierto. Y para colmo el presidente le negó la oreja. Después de todo, por lo menos le hubiera servido al torero.

El año que viene volverá, no lo dudo. Otros seis mansos seis. Y otros tres intentarán lo que esta tarde casi consiguieron: que volvamos año a año a inaugurar la temporada a Valdemorillo.

Valdemorillo. Media entrada. Toros de Antonio San Román. Grandes, pero vacíos por dentro. Descastados y mansos.

  - Iván Vicente (Grana y oro) Ovación y ovación
  - Leandro (Pizarra y oro con cabos negros) Silencio tras aviso en ambos
  - Morenito de Aranda (Grana y azabache) Silencio y vuelta tras petición

Flores toca a la puerta de Madrid


Desilusionante novillada de Ricardo Gallardo. De fondo y forma, ni embistió, ni parecieron novillos. Chicos y blandos, tras recibieron el primer puyazo se vinieron abajo. Cuando la nobleza es excesiva, para a llamarse bondad, y eso en el toro pasa a ser un defecto. A veces hay que recordar que el toro debe embestir con clase y nobleza encastada, no pastueña.

La novillada estuvo desigualmente presentada, con toros muy por debajo de lo esperado, abecerrados, con apenas cara, aunque salió por encima el chorreao que hizo de tercero. No se parecía a ninguno de sus hermanos, ¿Novilladas como banco de pruebas? Por lo menos que esto sirva para corregir.

Los novilleros se respetaron durante toda la mañana. No quisieron rivalizar ni en quites, paradoja fue que ambos vestían el terno celeste y oro. Tablas desde el patio de cuadrillas. Pero ganó bajo la bocina el mexicano Sergio Flores. Con el quinto se pegó un arrimón para exprimirle y terminó imponiéndose con firmeza, actuación notable por tocar las teclas de un novillo complicado. Con los dos anteriores no dejó de estar aseado, sin pasar el límite que le otorga el carnet de novillero.

Fernando Adrián consiguió los pasajes más bellos de la mano de Laborioso, novillo codicioso que permitió el toreo largo y profundo. Quizá componía más que toreaba, o se atisbaba más que lo que había en el ruedo. Pero son cosas que pueden permitirse a los novilleros, tiempo habrán para que se cuajen. En el sexto salió a cortar las orejas, y así si, estuvo en novillero, como deberían haber estado durante toda la tarde. Tres faroles para calentar al son de la jota, pero no tardó en cantar la gallina cuando el novillo terminó en tablas. Allí, Adrián sacó muletazos ligados y por abajo. Es paradójico que los toros se rajen pero humillen tanto, no lo he visto nunca.

Demasiado respeto, mucho. Firmaron el empate desde antes de empezar, pero el fallo a espadas propició la victoria de Sergio Flores. Tenemos que exigirles un poco más. Novilleros en novillero, no en figura. Ya habrá tiempo.

Valdemorillo. Menos de media entrada. Novillos de Fuente Ymbro. Desigual de presentación. Nobles y flojos en general.

    - Sergio Flores (Celeste y oro) Oreja, ovación tras aviso y oreja
   - Fernando Adrián (Celeste y oro) Ovación, oreja y ovación tras dos avisos

sábado, 4 de febrero de 2012

Serafín Marín reivindica la libertad

Foto: EFE

El torero de la Cataluña antitaurina parece que ha nacido en Sevilla, en Triana, más concretamente, o en La Puebla del Río. Quizá alejándose de sus raíces que le han defraudado. Ese Serafín apático, sin ganas, desilusionado ha desaparecido. Se abrió de capa con el precioso jabonero claro de Montealto, y desde el principio se adivinó su gran condición. Verónicas rotas, de manos bajas rematadas más allá del infinito. Como cuando se entrena de salón. Lentas, lentísimas, acomodándose a la embestida del toro, es decir, templadas. El remate cumbre, una media entre el desprecio del poder y el gusto del arte. Sublime. Pero también en el quite, con cuatro y remate. Eso es cuajar un toro con el capote. Difícil de olvidar.

Pero siguió embistiendo el tercero de Montealto, de hechuras perfectas, como toda la corrida en general. Un puyazo en toda la yema y una lidia de tres capotazos y haciendo el avión, provocaron que el toro fuera a más. De lío. El inicio de faena, muy inteligente. De torero puesto. Por abajo, para ayudarle aún más. Le siguieron tres tandas de desmayo por el derecho. Aunque el izquierdo no se quedaba atrás. Serafín Marín le dio la distancia y los tiempos perfectos. El torero entregado, entró a matar olvidándose de que la plaza era Valdemorillo. Cogido y con la taleguilla rota recogió dos merecidas orejas. Toro de vuelta al ruedo, la que le fue concedida.

Había esperanza con Víctor Puerto. Torero veterano, pero con la torería que dan los años. Diferente. Pero solo quedó en eso. Después de sendas lidias penosas, solo cabe destacar un inicio por bajo de muchos kilates. ¿No quiso o no pudo? Los toros no se comían a nadie.

El local Julio Pedro Saavedra perdió su oportunidad. La que tanto reclamaba en los últimos cuatro años al no verse anunciado en los carteles de su feria. Faenas compuestas de enganchones, tropiezos y desarmes a granel, no logró dejar ni un muletazo. Del capote solo destacar que tiene los vuelos morados…

Valdemorillo. Media entrada. Toros de Montealto. Bien presentados, de bonitas hechuras. Destacó el tercero Navajuda, nº 44 de 515 kg, premiado con la vuelta al ruedo.     
        Víctor Puerto (Frambuesa y azabache) Silencio y pitos
    - Julio Pedro Saavedra (Botella y oro) Silencia y silencio tras aviso
    - Serafín Marín (Turquesa y oro) Dos orejas tras aviso y oreja