jueves, 29 de marzo de 2012

En defensa de la integridad


El arte provoca en el ser humano reacciones, sensaciones o sentimientos, en muchas ocasiones, contrapuestos. Lo estético no tiene por qué ir ligado a lo bello, una percepción subjetiva de la realidad. La libertad de opinión que hay en la Fiesta de los toros es algo que aún le hace más grande. Que cada aficionado vea una corrida diferente muestra la diversidad de pareceres que hay, pero todos con un mismo objetivo: la pasión por el toreo.

La información taurina, y con ella la opinión de los periodistas, ha estado llena de sentencias que han sido y son tomadas por los aficionados más afines, taurinamente hablando. Esos pensamientos han influido de tal manera que en muchas ocasiones han cambiado la historia del toreo. O por lo menos su concepción. La solución no ha sido añorar tiempos pasados como los realmente verdaderos y desprestigiar el presente, o el victimismo de un pronto final. Lo que estamos viviendo hoy en día no es nuevo, aunque esta puta crisis nos tenga cogidos por el cuello.

La defensa de la integridad del toro de lidia es en lo que influyó, y de qué manera, Joaquín Vidal. Más allá de sus excéntricas formas que tenían que acoplarse al ideario antitaurino del medio. Sus crónicas se llenaban de denuncias, aborrecía la mediocridad, creía en otro tipo de Fiesta. Quizá aquella antigua que citábamos antes, pero provocó que se cuidara y dignificara al toro. Tanto en presentación como en trato durante la lidia. A veces se echan de menos aquellas crónicas donde se denunciaba el barrenazo, la carioca, el picotazo, el puyazo en la paletilla…

Además acercó el periodismo taurino a una gran cantidad de lectores habituales del periódico pero que no eran aficionados, le leían por el gusto de decantar una crítica de arte. Me consta que muchos taurinos, al no estar de acuerdo en la mayoría de las ocasiones con su opinión, decidieron leerle cuando no iban a la corrida, así disfrutaban de su prosa y dejaban atrás sus diferencias. Incluso su propio diario ha querido seguir la línea que llevo Joaquín Vidal durante tantos años, pero no ha conseguido su repercusión e influencia.

En muchas ocasiones, la influencia de un periodista determinado ha provocado giros en la historia del toreo, o por lo menos que se hagan las cosas de otra manera. Debido a su influencia tanto en la evolución del arte de torear, como en el periodismo más allá del taurino, Joaquín Vidal ha sido un referente. Quizá, en la actualidad estemos huérfanos de esa crítica que no dejaba pasar lo que hoy no queremos mirar.

lunes, 26 de marzo de 2012

Un trofeo que recupera su valor


Arranca la temporada, y con ella la tercera legislatura de Taurodelta con casi todo el apoyo de la patronal empresarial. Peligro. Asunto complicado cuando la competencia es tu confidente, sino que se lo digan a los  políticos cuando dominan con mayoría absoluta. El pan de cada día. Cartel de ilusión para abrir boca, con las dos revelaciones de la temporada pasada, las promesas con las que se renovará el escalafón de matadores.

Dos vueltas al ruedo, tras peticiones inconcebibles, se llevaron Sergio Flores y Fernando Adrián. Demasiado compadreo en los tendidos que copaban casi un tercio que, para cómo está la situación, no es mala noticia. El buen criterio del presidente elevó el trofeo de la vuelta al sitio que nunca debió perder.

El mexicano, que inauguró la temporada venteña, estuvo firme ante su primero. Fue ayudando a un ejemplar justo de fuerza pero de noble condición. El novillo acometía al trote, un ritmo que causa emoción porque tardaba varios instantes en terminar el muletazo. El problema fue la falta de ligazón, demasiada pausa entre cada derechazo, no  terminaron de caldear al tendido. En el ambiente se quedó que podía haber pasado algo más. La impotencia tras la negativa de la oreja, provocó las lágrimas de Sergio Flores. En el que cerró su lote, lo intentó todo. Se apagó pronto tras comenzar con brío. Faena larga pues le sonó el aviso antes de entrar a matar. En San Isidro tendrá otra oportunidad. Hay torero.

Fernando Adrián pechó con un complicado tercero. Típico del encaste nuñez, costó centrarlo en los primeros tercios, pues se colaba con peligro por el pitón derecho. Una buena dosis de temple al comienzo de la faena de muleta lo solucionó. Cuando parecía que había embarcado el toro por el pitón conflictivo, tapándolo, sin quitarle la muleta del hocico, se echó la muleta a la mano izquierda y murió la faena. Con el que cerró la tarde fue con el que conectó con el público al venirse arriba tras dos ajustadísimos faroles. La clase y nobleza del novillo ayudaron a que se mostrara solvente, pero con muchas carencias. Su colocación en los muletazos le quita estética al momento. Tiempo al tiempo, es época de corregir. Lo fundamental son las sensaciones que transmite.

Tulio Salguero está poco placeado y se nota. Además, evidenció falta de conocimiento al estar mal colocado en varios momentos de la lidia de sus compañeros. Tuvo en suerte al mejor de la tarde, el quinto, con un tranco más que sus hermanos. Tras un ovacionado comienzo con cambiados por la espalda, la faena se fue diluyendo. Hay más en lo que se intuye que en su propio toreo, demasiado despegado y por fuera. De pillos, aprovechó la ovación que se llevó su novillo para apuntarse un tanto propio. Salió a saludar, mientras aumentaban las protestas.

Novilleros demasiado planos, con un concepto muy parecido. Sin más sobresaltos que el de estar por encima de sus respectivos lotes. Como si de matadores cuajados se tratara. Se echa de menos esa ambición del que no tiene nada que perder, el que tira la moneda, el que se sube encima si hiciera falta. Pero qué más da, si los tendidos se copan de un público light, como el toro de hoy, que apenas protesta y canta lo que pocos ven. La temporada ya está aquí, mas solo puede continuar.

Las Ventas. Un tercio. Novillos de Carmen Segovia. Bien presentados, flojos y nobles. Destacó 1º y 5º.

- Sergio Flores (Malva y oro): Vuelta tras petición y silencio
- Tulio Salguero (Azul marino y oro) Silencio y división
- Fernando Adrián (Caña y oro) Palmas y vuelta tras petición.

sábado, 24 de marzo de 2012

Morenito, naturalmente


Foto: Sara Hernández

En un marco incomparable se desarrolló el III Día del Mundial del Toro. La plaza de toros de Brihuega esconde una magia especial, con encanto. Ese lugar que tiene todo para que bajen las musas. Y una devoción por el toro que tiene la afición alcarreña, donde el recorte y el encierro son el Padre Nuestro.

Foto: Sara Hernández
Los compases más destacados de la tarde los tocó Morenito de Aranda al natural. Su mano, la que le ha puesto en boca de todos. Encajado y con gusto, enjaretó varias tandas que calentaron al público. Con empaque pero toreando, alargando la embestida de un toro de noble condición. Actuación muy importante a las puertas de Madrid, donde le espera la afición. Y además lo mató, lo que no hizo aquella tarde mágica en la que lo tuvo en su mano.

Foto: Sara Hernández
Otra oreja calló en manos de Eduardo Gallo. Pechó con un novillo al que había que aguantar. No se definía al comienzo de cada tanda pero que tenía un tercer y cuarto muletazo que, aunque con la cara a media altura, permitía derechazos eternos, más allá de la cintura. Y con una cadencia que permitía la emoción, por lo que conectaba con el respetable. El charro lo entendió a la perfección. Si no fuera tan irregular…

La anécdota llegó a la salida del tercer novillo, que correspondía a Gallo, pero en realidad era el de El Mani, que tras reventar la puerta salió de chiqueros. Por lo que se corrió turno. Toreo efectista, pero no efectivo. Eléctrico y de poca pausa.

Miguel Abellán pechó con el de peor condición. Se rajó muy pronto e intentó sacarle todo lo que tenía en tablas. El que estuviera desmochado (como para rejones) le evitó un gran susto cuando le revolcó mientras se estiraba a la verónica.

Frio, como se estaba poniendo la tarde cuando se escapó el sol, nos dejó Juan del Álamo. Poco o nada parecido a aquel chaval que nos dejó fascinados e ilusionados en su época de novillero. Tiempo de reflexión, ahí tiene Madrid. Su oportunidad.

Abrió el festival Sergio Vegas con un novillo de Los Bayones de mejor clase cuando acometía a los capotes que cuando tenía que emplearse con el caballo. Intentó quiebros para clavar al violín que impactaron, pero redondearon una actuación muy desigual.

La plaza de La Muralla, bajo el sol de Brihuega reunió a pocos aficionados en tan día tan especial. Todo era poco para echar una mano a la los niños con parálisis cerebral, pero está visto que ni por una buena causa.


Brihuega. Festival benéfico con picadores. Novillos de Los Bayones, Antonio Palla, Sandra Sopeña, Torrenueva, La Glorieta y Alberto Mateos. Desiguales de presentación. 4º y 5º los más destacados.

- El rejoneador Sergio Vegas: Palmas
Miguel Abellán: Ovación
Eduardo Gallo: oreja tras petición
Morenito de Aranda: Oreja
Juan del Álamo: Palmas
Eugenio Martín “El Mani”: Vuelta al ruedo tras petición

lunes, 19 de marzo de 2012

La verdad del toreo


Lo que va de un día a otro. De anunciarse las promesas (mejor, realidades) del escalafón a las figuras, representantes del G10. Lo que va de la emoción, lucha, competencia, amor propio a la nobleza aborregada, al zapatillazo, a los infinitos pases. Todo sucedió en Valencia en tan solo 24 horas.

Suele pasar. Una buena corrida de las que le gustan a las figuras, tapa muchas malas. Las ganaderías del Capea sobrevivieron el pasado año después de la buena corrida que echó el pasado año en Valencia y que le cantó todo el mundo. Pero este año se volvió a la realidad, aunque no esperen que este petardazo sea su cruz a lo largo de la temporada. Que suelte una mala (mala quiere decir peleona, sin dejar respirar al torero) Torrestrella, o encastada que provoque complicaciones, el caso de Fuente Ymbro, que ya se encargarán de que se elimine del circuito.

Pero siempre hay toreros dispuestos a salirse de la norma, la que nos reconcilia con el toreo y su mundo tan particular. Iván Fandiño puso a todos de acuerdo. Esa faena al quinto de Fuente Ymbro debe quedar en la retina de los aficionados y marcar el listón. Un listón que deben rebasar los que quieran ocupar un lugar privilegiado, y los que están ya allí para no bajarse de la burra, o por lo menos para que no dejen de tenerles en consideración los aficionados.

Mención aparte merece su estocada, entrar a matar o a morir. Tirarse entre los pitones, literalmente. Fandiño no quiere ser torero, quiere ser figura del toreo. Está en su mano y sabe cuál es el camino. Pero también lo conocen Diego Urdiales y David Mora. Una terna que ilusiona.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Lisonjero, paradigma del encaste Lisardo


Foto: Burladero.com
La feria de Fallas va tomando forma. Poco a poco se van gastando cartuchos que van definiendo el principio de esta extraña temporada. El capítulo más alegre lo cerró el novillero valenciano Román, que ilusiona a propios y a extraños después de demostrar su descarado desparpajo. Es lo que echamos de menos, un novillero, no un matador de novillos, como estamos acostumbrados hoy en día. Esa facilidad en la cara de los novillos, esa perfección… El temple y las ganas cubren esos defectos que nos permitirán ver su evolución. ¿Qué cara se le debió quedar a Fernando Adrián cuando fue Santiago López, vía Simón Casas, para ofrecerle el apoderamiento después de matar a su primer novillo?

La novillada de El Parralejo fue buena, mucho dicen algunos. Lo que le faltó a la de Javier Molina, aunque vengan del mismo tronco. Siguiendo la línea ganadera, hay que pararse obligatoriamente en uno de los que echó Nicolás Fraile. Corrió segundo en una tarde de jóvenes valores, la esperanza de los aficionados. Lisonjero de Valdefresno que cayó en manos de un Diego Silveti laureado tras su paso por tierras mexicanas.

Decir Lisonjero es decir Lisardo. En forma y fondo. De bastas hechuras, gordo pero no pasado de kilos, no llegó a los 490 kg. Carifosco y badanudo, que da un plus de trapío. Le daba una presencia que llenaba la escena, acompañado por unos pitones que rozaban el cielo de Valencia. ¿Cuello? Ni para comer, por lo que nadie se pensaba en que podría descolgar. No era precisamente el toro más bonito.

De salida muy frio, nunca estuvo fijo. Iba de un capote a otro, e incluso siguiendo a los que estaban en el callejón. Después de un fuerte primer puyazo, Silveti hizo un quite por saltilleras no lleno de dificultad, por ese problema de fijeza típico del encaste Lisardo. Tampoco el de banderillas fue su mejor tercio. A partir de quedarse solo con el torero la cosa cambió. Este encaste es especial, tiene su tiempo que hay que conocer. Comenzó por estatuarios, pero ante su, todavía, falta de fijeza le arrolló. Pero a partir de ahí se vino arriba. Desde la primera tanda de naturales se comenzó a atisbar lo que nadie esperaba. La calidad, motor y nobleza florecieron. Ese cuello inexistente, como por arte de magia creció dos cuartas para humillar. Humillar haciendo surcos, como si estuviera arando el albero del coso de la calle Xátiva. Semicírculos perfectos que rodeaban a un torero que no logró calentar el ambiente a pesar de tener un cortijo en el pitón izquierdo. ¡El hocico lo tenía lleno de arena! Lo templó, sí, pero ese toro no se puede ir con las orejas puestas.

Un toro de bandera, de los que se acuerda uno cuando hace balance de la temporada. Estas son las sorpresas que nos encontramos cuando salimos del encaste Domecq, en sus diferentes vertientes porque no todo es lo mismo. Conocer y comprender las particularidades de cada encaste, nos hace tener una visión más amplia de la fiesta. Por tanto, hay que proteger esta riqueza genética que solo tiene la raza de lidia.

miércoles, 7 de marzo de 2012

La corrida concurso de Jerez


Apenas tres meses para el comienzo de la Feria del Caballo de Jerez, los rumores y habladurías sobre la posible presencia de José Tomás van in crescendo. Más cuando la temporada del madrileño está en duda de propios y extraños por su ausencia en Sevilla y en todas las de la casa Chopera (Bilbao, San Sebastián, Málaga, Salamanca… Media España).

Pensar en Jerez es recordar las bodegas de vino, la Ruta del Toro, los caballos, el toro de Osborne, Tío Pepe… y la corrida concurso. Los más jóvenes, yo, no recuerdan aquel acontecimiento que paralizaba el orden taurino en el planeta toros. Era un día de campanillas, como la Goyesca de Ronda.Hoy en día, pensamos en la corrida concurso como la de los zambombos, la de las ganaderías que ya no embisten, la de los jóvenes toreros que no pueden pelearse ante un mastodonte después de 5 o 6 puyazos. Esa corrida concurso carente de interés donde solo se da importancia al tercio de varas. Deberíamos llamarle la corrida concurso moderna.

En 1958 se inauguró esta práctica, que para desgracia de todos, dejó de realizarse en 1990, sin explicación aparente para que vuelva a ser una de las referencias del año. Pero lo que más llama la atención son los nombres que allí se citaban. Toros de Juan Pedro Domecq, José Luis Osborne, Carlos Núñez, Marqués de Villamarta, Fermín Bohórquez, Guardiola, Benítez Cubero, pero combinadas con los Buendía, Bartolomé o Miura. Los carteles quedaban rematados con Rafael de Paula, Curro Romero, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez, Paco Camino, Rafael Ortega… Un espectáculo de primera categoría donde el toro es el gran protagonista. Pero el toro que embiste, el toro que da espectáculo. El toro elegido con mimo, de nota más alta para llevarse el premio que llevará con orgullo y acreditará a la ganadería.

Basta de la moda de un torismo utópico, del zambombo, del que no embiste. Las ganaderías y encastes pasan por etapas a lo largo de la historia. Quizás, este no sea el momento de muchas ganaderías que se piden a bombo y platillo. Hay que mirar al pasado, las cosas que se hicieron bien porque así podremos conocer el presente y vislumbrar un futuro, que siempre será incierto.