miércoles, 31 de octubre de 2012

«Jazmín» vuelve a casa


"Jazmín" en el ruedo
Matías Tejela en Mont de Marsan
Estado de "Jazmín" tras la primera cura. Foto: Aplausos
La historia se repite. En Valencia, allá por 2006, Miguel Ángel Perera devolvió al campo al toro «Harinero» de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro. El toro, bravo, se convirtió en semental. Seis años después, los productos de aquel progenitor volvieron al ruedo, de donde él salió un día de la Feria de Fallas.

«Llegó hace tres días, a las nueve», recuerda Ricardo Gallardo. «Jazmín» volvió a su dehesa, a Los Romerales, tras cruzar toda España desde la localidad francesa de Mont de Marsan. Allí, Matías Tejela logró algo más que un triunfo, pues ese honor puede repercutir en una mejora de la vacada al sumarle un semental de primer nivel. Aquel día se vivió una tarde histórica, es «lo que uno sueña». Ya es complicado que salga un toro tan completo, pero que además salgan de chiqueros dos astados de vuelta al ruedo y otros tantos de un gran nivel, «con el trapío que tenía la corrida, que bien podría valer para Pamplona». El ganadero se encuentra «muy satisfecho».

Mientras anochecía, «Jazmín» recorrió las mangas que le llevaron a los chiqueros franceses, pero esta vez en sentido contrario. Las rampas de subida al cajón del camión se convertían en pronunciados descensos en busca de la libertad. «Nada más llegar, se puso en marcha nuestro equipo veterinario y le operaron», cuenta Gallardo, «gracias a la puya francesa, que es de aluminio, la herida está más limpia». Pero, además de las ventajas de esta nueva puya, ideada por Alain Bojinol, mucho tuvo que ver el picador, Héctor Vicente que le dio tres puyazos en todo lo alto, por lo que «se han podido comunicar en un sólo drenaje para realizar las curas de una manera más cómoda». La labor del picador no quedó en el olvido, también obtuvo el premio de la vuelta al ruedo junto al torero madrileño y el ganadero.

Este proceso de curas podría resultar traumático para el astado, pero «Jazmín» no está acusándolo. «Es un animal muy noble, tiene buen manejo en los corrales» pero, aún así, estos días hay que estar «muy pendiente de él» para que no haya ninguna complicación.

Si todo sigue el cauce normal, en el mes de «octubre debería de estar padreando con su lote de vacas». Por tanto, en no menos de dos años comenzarán a verse los resultados. En los toros ya se sabe que dos por dos nunca, o casi nunca, son cuatro por lo que no se puede cantar victoria. Hay que esperar para «comprobar cómo liga», pero de lo que está seguro el ganadero de la vacada gaditana es que es complicado  que falle porque «viene de una buena reata».

Pañuelo naranja, indultado. El toro bravo es el único animal que puede vencer a la muerte tras demostrar todo lo que lleva dentro. «Jazmín» lo consiguió por lo que se ganó el mayor triunfo, vivir para perpetuar su especie.
 
Publicado por Marcos Sanchidrián, 25 de julio. http://www.larazon.es/noticia/8415-jazmin-vuelve-a-casa 

miércoles, 17 de octubre de 2012

El toreo en estado puro

Tras romper el paseíllo
Entrega de placa a El Fundi

El Fundi cuadrando en la cara


El Fundi, ejecutando la suerte suprema
Morante, meciendo a la verónica


Por la derecha
Cambio de mano añejo


El Juli, concentrado

Poderío de El Juli a la verónica

Remate largo


Trinchera


Diego Urdiales, encajado

Al natural con la derecha

Arriesgando en la estocada

César Jiménez, promotor del evento


Media de Perera

Francisco José Espada



Estocada del novillero
 Fotos: Nacho García
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viernes, 12 de octubre de 2012

¡Viva la Fiesta!



El Fundi, al nastural. Foto: Nacho García
Esto es el toreo, esta es la Fiesta. Porque cuando todos ponen de su parte este espectáculo es el más grandioso del mundo. No hay nada igual, ¡Nada! Porque cuando se llega a tal nivel de perfección, el público se olvida hasta de sus propios actos. Histeria colectiva, con argumentos.

En Arenas de San Pedro, epicentro del Valle del Tiétar, que no del Terror, no vivía un ambiente similar desde la reaparición de El Cordobés Benítez. Las calles inundadas de gente venidas de todos los rincones, porque cuando hay un motivo de peso en el toreo no hay crisis que valga. El público no es tonto, sabe cuando tiene que gastarse el dinero. Nimes está de testigo, este invierno debe ser de recapacitación y de cambio radical de sistema. Poco pero con argumentos.

Morante, relajado. Foto: Nacho García
Cuando rompió el paseíllo, José María Manzanares, Juan Diego y Gómez Escorial entregaron una placa conmemorativa a El Fundi en su penúltimo compromiso en activo. El de Fuenlabrada pechó con el más flojo del encierro, el de Juan Pedro Domecq. A base de torearlo a media altura, suave para aguantarle de pie. La nobleza del astado hizo que pudiera gustarse, llegando los mejores momentos en la parte final cuando al natural acortó las distancias. Espadazo y dos orejas paseadas entre el clamor de una tierra que conoce muy bien.

Molinete invertido de Morante. Foto: Nacho García
Antonio Barrera se estrenó en su nueva función de apoderado. Siempre cerca de Morante, dialogaron mucho durante la función. El de Zalduendo, excesivamente vareado, pecó de falta de fuerza desde el primer capotazo. Ya con la franela, comenzó la sinfonía que no debía terminar. Todo suave, como un bailarín que acompaña cada movimiento como una caricia. La tela la manejaba como un paño para no ofender al novillo que no quería ninguna guerra. Pero ahí empezaron los cambios de mano, los molinetes invertidos, los kikirikis… y un sin fin de detalles que se unían a largos naturales que recorrían el cuerpo del de La Puebla del Río. Belleza elevada al súmmun. Por cierto, con una espada que ya quisieran muchos. De media estocada tumbó al novillo sin puntilla, cosas que ya no se ven.

Cordobina de El Juli. Foto: Nacho García
El genio dio paso al Rey de los toreros. Así de claro. El Juli se deja la piel donde torea. Con la misma firmeza e intensidad de un joven, o incluso mucho más visto lo que hay por ahí. Excelso con el capote, quitó por chicuelinas y cordobinas intercalándolas tantas veces que la locura impidió contar. Obligando al cuajado novillo de Daniel Ruiz con la rodilla flexionada lo sacó hasta el tercio pero cuando menos lo esperábamos, se sacó un circular por la espalda recorriendo los 360 grados de un círculo. Rotas las gargantas. El torero crecido, no había vuelta atrás. Con ambas manos alargó las embestidas hasta límites inconcebibles, ligando en redondo rozando la perfección. Pero cuando el novillo resentía tanto esfuerzo, no le asustó achicar el terreno. ¿Y los pases de pecho? Rematados en la hombrera contraria. Estocada marca de la casa. Pedazo novillo, enorme Juli.

Diego Urdiales con la zurda. Foto: Nacho García
Alejandro Talavante no pudo comparecer. Fue sustituido por Diego Urdiales, un torero que ya ha logrado el reconocimiento de sus compañeros. Las últimas, como siempre, las empresas. ¡Y vaya órdago echó el de Arnedo a los G! Siempre perfecto, disfrutó ofreciendo toda su tauromaquia. Se vació por completo. Desde el capote, se arrebató en las verónicas y meció por chicuelinas. Con la muleta se le vio asentado, confiado, en un gran momento. Buen novillo el de Antonio Palla. Basó la faena en la mano derecha, pero nadie echó de menos el natural cuando se llevó la ayuda a la izquierda y toreó soberbios naturales con la diestra. De excelente colocación y ajuste. Todos se dieron cuenta, sus compañeros lo saben, este es un torero de grandes carteles que puede hacer sombra a cualquiera. La estocada, como si no tuviera ningún contrato por delante. ¿El año que viene? Como empiece la temporada en mayo por San Isidro me quito de esto.

Miguel Ángel Perera en redondo. Foto: Nacho García
El más deslucido del encierro fue el que envió José Vázquez y que cayó en “suerte” a César Jiménez que intentó hacer todo para agradar a sus paisanos.  En gran parte gracias a él, Arenas pudo disfrutar de la presencia de estos eruditos del toreo.

El extremeño Miguel Ángel Perera seguro que no quiere que termine la temporada. Esta en uno de sus mejores momentos y se nota. Su faena fue de privilegiado. Tan solo fueron cuatro tandas pero que sumaron más de 40 muletazos. Más de diez por tanda, inigualable. Y cada uno más largo que el anterior. Firmeza absoluta. En la segunda parte estuvo metido en el terreno del toro. Sin trampa ni cartón. Me lo saco por allí, me lo traigo por allá… Sin corregir un ápice su posición. Muy emocionante. Intentó matar recibiendo pero el de Benjumea no quería acudir al cite, por lo que tuvo que acudir al volapié. Vuelta excesiva para el novillo que aunque noble, le falto lo que le sobró al de Daniel Ruiz o al de Palla.

El novillero Francisco José Espada. Foto: Nacho García
Cerraba el cartel el novillero Francisco José Espada. Aquello debía ser como un sueño para el joven aspirante que se veía entre lo más granado del escalafón superior. Y no se achicó en ningún momento. Suelto y variado con el capote, le siguió un muleteo de buen concepto. Ligado y largo, intentó hacer las cosas de la manera más pura posible. Sin perder la colocación, estuvo brillante por momentos, pero contaba con la ayuda del rival de El Freixo con clase, celo, ritmo y nobleza.

Cuando parecía que todo estaba terminado, se anunció que los banderilleros torearían el sobrero y los matadores lo lidiarían. Ahí terminó lo racional y brotaron los sentimientos. Necesito tiempo para asimilarlo, tengo que volver a soñarlo y despertarme para confirmar que aquello fue real. Prometo que lo contaré, cuando sepa describirlo.

Arenas de San Pedro (Ávila), se lidiaron novillos de Juan Pedro Domecq, falto de fuerzas; Zalduendo, mal presentado, flojo; Daniel Ruiz, cuajado, bravo; Antonio Palla, buen toro; José Vázquez, descastado; Benjumea, noble pero le faltaba un punto. Premiado con la vuelta; El Freixo, con celo, ritmo y chispa; sobrero de Victoriano del Río, de larga duración. Lleno.

El Fundi, dos orejas.
Morante de la Puebla, dos orejas.
El Juli, dos orejas y rabo.
Diego Urdiales, dos orejas.
César Jiménez, dos orejas.
Miguel Ángel Perera, dos orejas y rabo.
El novillero Francisco José Espada, dos orejas y rabo.

lunes, 8 de octubre de 2012

Las Ventas confirma a Fandiño


Iván Fandiño, al natural. Foto: Las-Ventas.com
Distancia, mucha distancia. El inmenso ruedo de Las Ventas entre toro y torero. La muleta y el pecho por delante. Iván Fandiño conoce a  Madrid, Las Ventas espera a Iván Fandiño. Curioso que el de Valdefresno fue protestado duramente para que fuera devuelto por falta de fuerza en el primer tercio, pero se vino arriba y dio un espectáculo digno de toreo grande. Pero tras el primer pase de cada tanda, el de la emoción, sobre vinieron series que se difuminaban hasta el remate con el de pecho. Perseguía esa oreja que no llegó por el fallo con el verduguillo.

Sergio Aguilar, roto con la izquierda. Foto: Las-Ventas.com
Pero la oreja llegó en el primer astado de su lote al que le obró una faena que rompió por el pitón derecho. Se colocó bien para robarle muletazos porque salía suelto en el remate. Incluso tras un descabello, el público pidió el trofeo que fue concedido por el usía ante el desconcierto de gran parte del público. Pero en el recuerdo quedará el arrojo, el valor, las ganas y el querer triunfar en la plaza más importante del mundo. Más de uno se acordó de Antoñete, de Cesar Rincón y eso en Madrid pesa.

Cuando torea Sergio Aguilar casi nadie se entera. Pero los pocos que saben apreciar la grandeza de este torero, disfrutan en cada actuación. El primero fue un manso de libro, de los que te hacen pasar un quinario en la puerta de chiqueros. El madrileño fue donde el toro quiso, donde se sentía cómodo y allí le robó todo lo que tenía jugándose literalmente la vida. ¡Que naturales que rodeaban el cuerpo de Aguilar! Con el vendaval que hacía de la muleta un paño menor, se puso el torero a un palmo de terreno entre el toro y las tablas y por allí le hizo pasar cuantas veces quiso. ¡Torerazo!  

El Chano volvió a sonreir, volvió a recibir una ovación de la plaza que tantas veces le sacó a saludar. El torero, postrado en una silla de ruedas, se emocionó cuando David Mora le brindó el tercero de la tarde. En lo estrictamente taurino, el toledano está irreconocible. Poco o nada queda del torero que enamoró el pasado año. El primero de su lote fue el mejor del encierro pero no terminó de acoplarse en ningún momento. Lo más destacable fue un galleo por chicuelinas dejando en largo al toro y una perfecta larga cambiada a porta gayola en el último toro de la tarde.


Segundo festejo de la Feria de Otoño. Toros de Valdefresno, desiguales de presentación, el 3º noble y de buen juego. Casi lleno.

- Sergio Aguilar (Sangre de toro y oro) ovación y silencio.
- Iván Fandiño (Verde y oro) oreja tras aviso y vuelta tras petición.
- David Mora (Lila y oro) pitos y silencio.

miércoles, 3 de octubre de 2012

La Escuela de la vida



Foto: Escuelataurinademadrid.es
En los tiempos que estamos viviendo, donde la sociedad está asumida en la comodidad, donde todo parece tan fácil, se pierden esos valores tan arraigados que sirven como base para la convivencia de todos, y quizá sea ahora cuando más se necesitan. Pero da gusto reconciliarse con aquello que creemos que hemos perdido. El respeto por nuestros mayores, el esfuerzo, el sacrificio… “Maestro, buenas tardes”, saluda un chico a Joaquín Bernardó cuando llega a la Escuela un día más.

La Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda o la Escuela Nacional de Tauromaquia, como se llamó cuando se fundó allá por 1976, con una primera generación para el recuerdo con Julián Maestro, Lucio Sandín (primer alumno inscrito) y Yiyo o la gloriosa que se recorrió varias veces la piel de Toro, José Luis Bote, El Fundi y Joselito. Durante más de 36 años ha dado casi 150 toreros al escalafón mayor, una barbaridad. Lo que confirma que su método de enseñanza es una de las claves.
Foto: Escuelataurinademadrid.es

La ilusión y la devoción por la docencia hacen que la escuela sobreviva pese a las trabas que impone la crisis y unos políticos ineptos que redactan los pliegos con otra parte que no es el cerebro… Ni con el corazón, pues la única escuela pública de la Comunidad que vive a duras penas de las mínimas ayudas que recibe, están equiparadas con las privadas que cuentan con capital externo que les hace la vida mucho más fácil. De pena. 

Una mirada perdida tras un capote, mil sueños y un solo objetivo… Faltar el respeto a una frase que está siempre presente en el día a día de los alumnos “Llegar a ser figura en el toreo es casi un milagro” y en letra muy pequeña, casi imperceptible “Pero el que llega, el toro podrá quitarlo la vida, la gloria jamás”. Muchos llegaron, pero solo tres obraron ese milagro: El Yiyo, al que un toro le quitó aquello que reza esa segunda frase, Joselito y El Juli.

Escuela Taurina de Madrid
Todo esto no sería posible sin el incansable trabajo de los profesores, encabezado por el maestro Bernadó, que tras el fallecimiento del alma mater Manuel Molinero y la jubilación de Felipe Díaz Murillo y Gregorio Sánchez. Además de Jose Luís Bote, Macareno, Tinín…

Pero un momento, un instante me hizo sentir torero. Cumplir un sueño. Torear en la Escuela a la que uno quiso pertenecer, ser corregido por el maestro José Luis Bote “¿Te gusta la pureza? Esa manera de encajar los riñones y ofrecer el capote…” Son palabras que nunca olvidaré.

En la Venta del Batán se respira amor por el toro desde que pones el primer pie. Si no fuera por el estado de abandono de los corrales donde se exponían los toros isidriles y punto de reunión de aficionados, sería uno de los paraísos del toreo. ¡Qué recuerdos! Ir por la mañana, muy temprano de la mano de mi padre, con apenas 8 años. Recorrerse todos los corrales y ver a los toros tumbados a la sombra o comiendo, cuando uno se los imaginaba feroces y desafiantes, para luego ver una clase práctica, donde los alumnos daban lo mejor de sí para que les vieran… ¡El público de Madrid! Que tiempos… Aquello sí que era grandeza.

Afición, mucha afición hay en esos 60 chavales que cada día vienen de una punta de Madrid a la Escuela de Tauromaquia. Aunque sean muchos los que no lleguen, esa experiencia les valdrá para valorar la vida, aquella que soñaron con perder solo por alcanzar la gloria.