
Siguiendo la clasificación, se encuentra Eduardo Gallo que pechó con un regular sexto bis de Navalrosal que fue un mentiroso porque aunque fue bastante en largo se apagó en la tercera tanda y ya no quiso más. El Gallo pecó de encimista en ambos toros y quizá dándole más aire entre tanda y tanda hubiera conseguido mejores tandas y más ligadas. Un defecto derivado de la moda ojedista que para hacerlo hay que saber el momento exacto y el toro adecuado.
Detrás del pelotón está Juan Bautista. Un torero desconcertante porque en su patria se le ve bien y animado pero en la plaza más importante del mundo parece que es un compromiso más. Salió sin ganas, tomando muchísimas precauciones. Baja muchos puestos.
El que parece no remontar es Salvador Domecq. Ya se sabía más o menos lo que podía ser la tarde y no nos equivocamos, flojos y descastados. En cuanto a presentación parecía cada toro de una camada diferente, los dos primeros anovillados, algún autobús de línea regular y por lo demás nada destacable. Esto solo es el comienzo.