A las doce de la mañana salía el señor Adrián Gómez por la puerta de cuadrillas, aquella puerta en la que tantas veces se había encontrado dispuesto a liarse el capote de paseo para ayudar a sus compañeros. Recuerdos de la antigua plaza de Vistalegre donde soñaba con convertirse en torero, aquella plaza tan diferente a la actual…
Una gran cantidad de periodistas se agolpaban en esa puerta por donde salía el maestro, el tendido a reventar rompió en una sonora ovación. Avanzó hasta el centro del ruedo con los compañeros que actuaron en su homenaje. La gente estaba emocionada, son momentos inolvidables para todos los que nos encontrábamos alli.
Tarde para el recuerdo, para la historia. Ocho TOREROS se encontraron en la plaza de Vistalegre. Si han leído bien, fueron ocho aunque se lidiaran siete novillos.
Encabezando el cartel se encuentra Diego Ventura, un espectáculo montado a caballo, el mandón del rejoneo con permiso de Pablo Hermoso de Mendoza. Todo lo hizo bien se la jugó con el morlaco que le apretó mucho pero se aprovechó de su tranco y elaboró una gran faena. Lidió de manera excelente de salida y le colocó dos rejones de castigo, en banderillas sacó todo su potencial con todos sus caballos, demostrando una gran doma y dominio de todos los terrenos. Tengo anotados dos excelentes pares al quiebro, destacando uno cerca de tablar arriesgándose en exceso. A continuación puso dos banderillas cortas y dos rosas. Mató de una gran estocada y el toro cayó sin puntilla. Fueron las primeras dos orejas de la tarde.
Mientras Ventura daba la vuelta al ruedo, Joselito se preparaba para lo que iba a ser su “reaparición” después de dos años sin desempolvar el traje de corto. Mereció la pena porque este torero se encuentra en disposición de afrontar una temporada ya que se encuentra en una envidiable forma física y el movimiento de muñecas no lo ha perdido. Nos regaló un inicio capotero inolvidable, dos verónicas por bajo sacando el toro a los medios para comenzar a torearle a la verónica de verdad, con temple y suavidad, remató con una tijerilla muy torera. Gracias maestro. Para llevar al toro al caballo comenzó con un galleo por chicuelinas y una larga para colocarlo, simplemente sin palabras. Rapidamente saco al toro del picador y realizo un quite por delantales y el novillo clavo los cuernos en la tierra provocando una voltereta que posiblemente fuera el resultado de su poca fuerza. En la muleta, el poco fuelle del toro hizo que la faena bajara un poco de novel pero aún así rozó la perfección, recordando al Joselito de sus mejores tiempos. Por el izquierdo se quedaba corto y en un achuchón le desarmó que provoco un pequeño susto sin consecuencias. En el final de la faena se deshizo del estoque simulado y toreó al natural con la derecha como a él le gusta. Pinchó y a la segunda dio un estoconazo que le valieron las dos orejas.
El tercero de la mañana correspondió al organizador del festival. Ha movido cielo y tierra para que todo fuera posible y lo ha conseguido, seguramente lo de menos haya sido el resultado artístico, lo verdadero importante ha sido todo lo que se ha podido recaudar para su banderillero. El maestro de Fuenlabrada toreó como mejor sabe hacerlo, con arte y torería. Con el capote fue una delicatessen por verónicas y galleos por chicuelinas, correcto en banderillas y con la muleta formó un taco gordo. Lo más destacado fue un tres en uno de quitarse el sombrero. Todo el público en pie le aclamó. Con la espada mató a recibir con una gran estocada previo pinchazo. El Fundo también recibió dos orejas.
Ponce sorteó con la más fea, un novillo flojito que no le dio opciones de triunfo. Estuvo por encima de su oponente pero no realizo nada reseñable. Mató de estocada y recibió una oreja.
Y en eso que llegó “Morarte”, salió el quinto y cuando salió para recibir al morlaco todo el público le aplaudió. Lo recibió con verónicas a pies juntos rematada por una gran media, realizó quites por tafalleras con excelente remate. En el tercio de banderillas el público le pidió que las pusiera y así lo hizo con más intención que acierto. En el segundo par resbaló y se cayó al suelo sin consecuencias, con arrebato torero se levantó y puso un pase descomunal por los adentros. Inició el muleteo con ayudados por alto muy acertados. Le entro el duende por la mañana y se desfondó ante un animal muy noble. Destacan numerosos pases de pecho inolvidables y un molinete para el recuerdo. Ejecutó una gran estocada y la plaza en pie totalmente entregada al maestro sevillano. El toro no cayó y tuvo que utilizar el descabello en tres ocasiones pero no pasaba nada se mereció las dos orejas. Una vuelta al ruedo apoteósica, de las que ya no se recuerdan, le llovían prendas de vestir, flores y puros que seguro que agradecerá. Una nueva obra de arte de Morante.
Y todavía quedaban otros dos novillos, El Juli salió dispuesto, en el capote se defendió con una larga preciosa, lo cuidó en el caballo y en la muleta le falto fuerza al toro para que la faena adquiriera mayor dimensión. Destacan varios circulares y la gran estocada. También corto los trofeos.
El último de la mañana fue para el novillero Christian Escribano que apunta buenas maneras. Tuvo ganas y valor. Estuvo maravilloso con el capote con un quite por gaoneras y con la muleta el novillo carecía de transmisión y tuvo que poner todo el joven novillero. Habrá que estar atentos de lo futuros progresos del de la escuela de Madrid.
El festejo finalizó pero quedaba por vivir uno de los momentos más emotivos de la tarde. Adrián Gómez salió al ruedo entre una gran ovación, le arroparon todos los toreros que le dieron un cariñoso beso en el centro del ruedo. Salieron de la plaza, Adrián por delante como si del paseíllo se tratara con un público entregado gritando TORERO, TORERO.
Suerte maestro.