jueves, 2 de junio de 2011

Es de Bilbao, le llaman Fandiño


Torero de Orduña, vasco de ley y ya se dice que si uno de Bilbao se lo propone, no hay barreras tan altas como para poder frenarlo. Se llama Iván Fandiño y todos lo conocen. Tiene valor como para parar un tren, se los pasa por la barriga y ni se inmuta. Pero además sabe torear, echa la pierna adelante, cita de frente, con la muleta en la derecha y la verdad en las femorales. Una novedad que lanza el escalafón y que debe entrar sin freno en todas las ferias. Y no con las corridas duras, necesita toros que le permitan torear. Con todas las letras. Además, tuvo la suerte de lidiar al único toro potable que llevó Fernando Cuadri a su compromiso de Las Ventas después del triunfo del pasado año.

El quinto de la tarde fue el más claro de salida, acudía presto al capote, que manejó con facilidad. Por chicuelinas galleó para poner largo al burel en ambos intentos, con el público a favor, se lidió y banderilleó eficientemente, en pro del animal. Se desmonteró Pedro Lara tras un gran par. Después de brindar al público citó con la derecha y comenzó el espectáculo, el toro humillando como el que más y el torero ligando tandas de cinco y seis muletazos. La nobleza del toro hacía que embistiera también a la montera que se encontraba al salir del muletazo y, a través de un sutil toque, volvía a la muleta para alargar el muletazo hasta el infinito. Por el izquierdo anduvo mas enganchado y la faena se diluyó, pero unas manoletinas de perfil ajustadísimas hizo que la faena subiera de tono. Además, una estocada de a matar o morir, de efectos fulminantes hizo que cayera una oreja importantísima.


Pero esa oreja comenzó a fraguarse con el segundo, con el que estuvo muy firme ante un toro nada claro. Le sacó todo lo que tenía, le exprimió al máximo. Sobre todo ese pitón izquierdo con dos muletazos larguísimos. Tras un estoconazo dio una vuelta de ley. De las que suman. Se pidió el trofeo, pero hubiera sido excesivo y polémico. La vuelta, todo un clamor.


Alberto Aguilar se la jugó sin trampa ni cartón con el mirón tercero. Una prenda con la que se quiso estirar y torearle como si fuera bueno, pero a esos (cabrones) con un peligro latente, lo mejor es torearlo sobre las piernas, como bien hacían los Gallo, pero que parece que ya no está permitido. Sufrió un pequeño percance pero solo quedó en un susto porque por allí debe de rondar un ángel de la guarda o el Espíritu Santo, que apellida a la Plaza de Las Ventas. El sexto fue otra prenda que se puso complicado a la hora de entrar a matar.


El Fundi no lo vio claro con el peor lote. El primero con un peligro sordo que hizo que desconfiara en todo momento de él, y con el cuarto al que pasaportó rápido. Después de una trayectoria tan larga, lidiando con las más feas, después de recuperarse hace dos temporadas y sufrir el varapalo de lesiones y cornadas, merece todo el respeto.


Cuadri presento un corridón de toros. Ya no estábamos acostumbrados después de una feria de toros terciados y feos. El toro de Cuadri, dotado de una fisionomía particular buscada por su ganadero, el gran Fernando Cuadri, desarrolló muchas dificultades. Excepto el quinto, que humilló en las primeras tandas y permitió que Fandiño se sintiera muy a gusto.

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