Los taurinos somos pesimistas por naturaleza. Pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor.Cuanto menos alejado de la realidad. Hoy en día podemos ver en liza a un granplantel de toreros que pelean cada tarde. Y los toros, que aunque tenemosmuchas quejas justificadas en cuanto a trapío, embisten más que nunca. Perotenemos que asegurar el incierto futuro que nos aguarda. Y lo estamos haciendo.La crisis está cambiando el sistema, volviendo a tener mucha importancia lasnovilladas sin picadores por lo que cualquier aficionado que lea la prensaespecializada puede lanzar un puñado de nombres del escalafón menor queilusionan. Es una gran noticia, este reajuste era muy necesario.
También, hay un grupo denovilleros que están a las puertas de la alternativa o que la han tomado esteverano que están llamados a tomar el relevo generacional que poco a poco se iráconsumando, aportando novedades necesarias a las ferias. En definitiva, que entrenen el circuito y les miren a la cara alas figuras de hoy.
El pasado viernes en Cadalsode los Vidrios pudimos ver reflejado un futuro esperanzador. Tanto ennovilleros como en la ganadería. Víctor Barrio y López Simón se repartieron untotal de seis orejas y un rabo, aunque la estadística es lo de menos. Loimportante fue la buena sensación que dejaron ante sendos lotes muy diferentesde Fuente Ymbro. Cinco de los seis fueron de triunfo gordo, bravos y encastadoscon matices diferentes. El mayoral, a petición popular salió a saludar y leobligaron a dar una vuelta al ruedo al finalizar el festejo.
Víctor Barrio sorteó almejor animal del encierro. Peleó en varas y si no llega a ser por dosvolteretas al salir de los quites, podía haber sido de vacas. Aun así, fuebravo y encastado, además de una gran duración. El segoviano planchó la muletay realizó una faena muy pura, por abajo, ligando tandas y sin concesiones alpúblico. Le exprimió bajándole la mano, pero no por ello se rajó Vistoso, un novillo de bandera. Elsegundo de su lote fue el garbanzo negro, debido a su falta de fuerza.
López Simón causó sensación.Su toreo tan vertical y característico emocionó al público que se le entregódesde los primeros muletazos. Después de verle en San Isidro pensé que era unamala copia de Talavante, pero unos meses después le veo un torero cambiado, quesabe cuál es su concepto y a dónde quiere llegar. Su toreo con pies juntos deperfil, le hace llevar el muletazo muy largo y rematarlo atrás, por lo que transmiterápido al respetable. Además de su forma de estar en la plaza, sus maneras ycolocación, porque parece que ya no se da importancia a esa torería intrínsecaque tiene que tener un torero hasta en los andares. Le queda mucho recorridopor delante así que esperemos que todo lo que le espera sea evolucionar en eseconcepto que promete.
No termino de entender quelas figuras no se apunten a la ganadería Fuente Ymbro. Después de la novilladade Cadalso, la corrida que lidió en Nimes me confirmo las buenas sensacionescon las que salí del coso. Cinco fueron los novillos que valieron, todosdiferentes. Primero encastadísimo, que quería comerse la muleta en cada lanceaunque complicado si el que lo toreaba estaba verde, segundo bravo y encastado,tercero muy noble, de los que les encantan a las figuras (¿Hacia ahí va laganadería?), cuarto con emoción y chispa y, por último, el que cerró plaza quepermitió cortar un rabo a Simón. El quinto fue el garbanzo negro, no por malosino por su falta de fuerza. ¿A qué esperan las figuras para torear un torobravo y encastado, que propicia el espectáculo y, consecuentemente, el triunfo?
Aquí está el futuro de laFiesta, para ello debemos cuidarlo y no poner trabas a su evolución. Es laúnica manera de que continuemos el tiempo de esplendor que, taurinamentehablando, estamos viviendo en la actualidad.
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