martes, 16 de agosto de 2011

Jose Manuel Mas sorprende, Peñajara se confirma


Dos nombres propios resumen el último festejo de la Feria del Toro de Cenicientos, Peñajara y José Manuel Mas. La ganadería sevillana presentó una corrida grande pero en tipo y con mucha cara. Quizá demasiados pitones ya que de punta a punta podría contarse más de metro y medio. Espectacular. Pero lo mejor fue el fondo de casta y bravura que tenían todos ellos. Pese a que se los maltrató en varas, en banderillas se crecían y llegaban a la muleta con un motor descomunal que hacía que los toreros pudieran realizar largas faenas, aunque ayunas en contenido.

El primero, aunque con mucha clase fue el de menos duración. Apenas tuvo tres tandas pero con el público casi en pie disfrutando cada embestida del toro. Hacía el avión, mientras Torres Jerez a lo suyo, de rodillas para comenzar la faena. Ahí terminó todo. El toro seguía embistiendo pero el almeriense no se enteró. Para rematar, un mitin con la espada. Al cuarto le propuso una faena larguísima, lo que se llama un pega pases. Sin fondo ni forma, el noble toro embestía como un carretón de acá para allá. Para redondearle una gran faena, pero no, esto es un pueblo y no merece la pena arriesgarse…

El mexicano Joselito Adame se vio superado por su lote. El segundo, impresionante toro por presencia y fondo, no supo verlo aunque le dio mil y un pases. Pero el toro pedía otra cosa, más mando y menos mantelazos. No se pusieron de acuerdo. El Peñajara murió embistiendo. El quinto comenzó con una bonita pelea en varas pero termino casi en masacre. Con el público a la contra y pitando cada acción tomó Joselito la muleta y pase a pase le dieron los diez minutos reglamentarios para que le dieran el aviso, después dos bajonazos infames. Sigo pensando que lo hizo queriendo. No solo de grandes plazas tienen que vivir los toreros y mucho menos en su situación.

Como viene siendo habitual, la sorpresa siempre la da el tercer espada. El menos rodado, el que está deseoso por ponerse delante de los pitones. Esta vez fue el caso de José Manuel Mas. Le correspondió, quizá, el mejor de la tarde, aunque varias caídas provocaron que le protestaran. Después de sendos buenos pares de Raúl Cervantes se vino arriba y con el toro, el público y el torero. El toro pedía llevarlo en largo y lo supo ver el madrileño que le enjaretó tres tandas de derechazos que conectaron rápidamente con el público. Así, un torero con ganas y disposición es lo que se necesita ver. Poco a poco se fue embraguetado y sintiéndose, olvidándose del cuerpo que estaba por y para el toro. Una estocada caída pero de efecto fulminante le valió una oreja.

El sexto se descordó nada más salir por lo que tuvo que entrar en escena el sobrero de Alcurrucén. Un toro que daba miedo, tanto por sus pitones como por su mirada desafiante. Creo que ese fue el motivo de un lamentable espectáculo en banderillas que no fue peor porque llevaba la batuta Raúl Cervantes en la brega, que no la lidia. Por supuesto que todo eso afectó al desarrollo de la faena de muleta.

Una vez más, otra agradable sorpresa y ya van unas cuantas este verano. Y si hubieran aprovechado la gran corrida que envió Peñajara hubiéramos salido toreando. Pero insisto, otro nombre para apuntar: José Manuel Mas.

Toros de Peñajara, bien presentados y de buen juego. 6º Bis de Alcurrucén.

- Torres Jerez (Manzana y oro) Silencio y silencio

- Joselito Adame (Azul marino y oro) Pitos y Bronca

- José Manuel Mas (Verde esperanza y oro) Oreja y silencio

*Foto: Mariano Moreno

No hay comentarios: