miércoles, 10 de enero de 2018

'Morante quiere torear pero le he dicho que tenga paciencia'

Morante ha recobrado la ilusión. Parte de la culpa la tiene Manolo Lozano. Un verso suelto en el toreo. Un hombre libre que nunca abrazó ningún dogma. Es de noche. Fuera, llueve. Hablamos de la alegría que este agua está llevando al campo: 'Las lluvias de hace unas semanas, más las de estos días sirven para arreglar los pastos. Los ganaderos lo estaban pasando muy mal'.

La primera pregunta es directa, ¿qué tal está Morante? Y clara la respuesta: 'El torero está lleno de moral y alegre, que es lo importante. Ahora está concentrado en la organización de la novillada sin caballos de su pueblo el 20 de enero y el encierro infantil del día anterior. ¡Ha hecho un traje de luces para todos los niños! Eso se llama hacer afición'. Manolo Lozano vibra hablando de 'su' torero: 'En este poco tiempo, puedo considerarle amigo de verdad. El cariño es mutuo'.

Aún queda tiempo hasta el 12 de mayo. Día marcado a fuego para los partidarios del torero de La Puebla del Río. Hasta entonces quedan cuatro meses de intensa preparación. 'Está con una actividad estupenda. Varios ganaderos me han ofrecido vacas pero prefiero que las reserven. Morante quiere torear pero le he dicho que tenga paciencia. Enero y febrero son meses fríos, llueve... Lo mejor es que este entrenamiento sea en marzo y abril, ya con la primavera. Ahora está haciendo ejercicio, corre, hasta juega al fútbol en su finca. También es importante la mentalización. Una cosa es el ejercicio muscular y otra el espiritual. Está entregado a que tiene que salir a darlo todo'. 

'Es importante que haya comunión directa entre torero y apoderado -continúa- al igual que tiene que haberlo con la cuadrilla. Domingo Ortega me decía que dirigía a la cuadrilla con la mirada'. Se percibe. Entre los dos surge la magia. 'Hablamos todas las noches. No hago nada sin que lo sepa. Todo le parece perfecto al igual que a mi me parece su toreo. Desde que le vi por primera vez me parece el toreo pluscuamperfecto porque tiene tanta técnica como el primero, más valor de lo que se cree la gente y, por si fuese poco, la repajolera gracia de los que nacen a la vera del Guadalquivir. Ese duende y ese sentimiento que solo tienen los que se bañan en el Guadalquivir'. Y lo tiene fácil para bañarse, le apostillo. 'Incluso en invierno', contesta con gracia.

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