Curro Díaz es torero. Esto debería ser algo evidente pero hay algún matiz que diferencia a unos de otros. La primera corrida de la feria de San Isidro reunió a tres toreros de características muy diferentes. Por lo menos los dividiría en dos grupos: el que abrió cartel y los otros dos que torearon a continuación aunque podría matizarlo un poco más.
El de Linares, un tal Díaz, le sobró con dos tandas por la derecha para reventar la plaza y arrancar una oreja que es muy valiosa para él. Pero lo más importante que realizó es el estoconazo que le pegó. Simplemente espectacular. Marcó exactamente todos los tiempos, citó abajo y metió el estoque en toda la yema. Espero que la tengan en cuenta a la hora de los premios. En el que abrió la feria logró estar muy por encima del torito totalmente descastado y sin fuelle. Curro es un torero con todas las letras. Él lo siente y así lo hace saber a toda la plaza. Madrid le vuelve a esperar.
Siguiendo la clasificación, se encuentra Eduardo Gallo que pechó con un regular sexto bis de Navalrosal que fue un mentiroso porque aunque fue bastante en largo se apagó en la tercera tanda y ya no quiso más. El Gallo pecó de encimista en ambos toros y quizá dándole más aire entre tanda y tanda hubiera conseguido mejores tandas y más ligadas. Un defecto derivado de la moda ojedista que para hacerlo hay que saber el momento exacto y el toro adecuado.
Detrás del pelotón está Juan Bautista. Un torero desconcertante porque en su patria se le ve bien y animado pero en la plaza más importante del mundo parece que es un compromiso más. Salió sin ganas, tomando muchísimas precauciones. Baja muchos puestos.
El que parece no remontar es Salvador Domecq. Ya se sabía más o menos lo que podía ser la tarde y no nos equivocamos, flojos y descastados. En cuanto a presentación parecía cada toro de una camada diferente, los dos primeros anovillados, algún autobús de línea regular y por lo demás nada destacable. Esto solo es el comienzo.
Siguiendo la clasificación, se encuentra Eduardo Gallo que pechó con un regular sexto bis de Navalrosal que fue un mentiroso porque aunque fue bastante en largo se apagó en la tercera tanda y ya no quiso más. El Gallo pecó de encimista en ambos toros y quizá dándole más aire entre tanda y tanda hubiera conseguido mejores tandas y más ligadas. Un defecto derivado de la moda ojedista que para hacerlo hay que saber el momento exacto y el toro adecuado.
Detrás del pelotón está Juan Bautista. Un torero desconcertante porque en su patria se le ve bien y animado pero en la plaza más importante del mundo parece que es un compromiso más. Salió sin ganas, tomando muchísimas precauciones. Baja muchos puestos.
El que parece no remontar es Salvador Domecq. Ya se sabía más o menos lo que podía ser la tarde y no nos equivocamos, flojos y descastados. En cuanto a presentación parecía cada toro de una camada diferente, los dos primeros anovillados, algún autobús de línea regular y por lo demás nada destacable. Esto solo es el comienzo.
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