Pero la primera cita importante es la del viernes 4 de febrero en Valdemorillo con un cartel de máximo interés para los aficionados. El mano a mano entre Juan Del Álamo y Víctor Barrio despierta el interés de todo el mundo taurino. Es una gran noticia que vuelva a ilusionar una hornada de novilleros que llamen con fuerza a la puerta del escalafón mayor.
Es necesario y urge una renovación, que aparezcan nombres nuevos que carguen de argumentos, ilusiones y éxitos las temporadas venideras. Ya tenemos la experiencia de la temporada pasada donde no salieron nuevos valores, a excepción de Alberto Aguilar y la resurrección de Juan Mora.
Además, a lo largo de la historia han sido muchos los enfrentamientos entre las figuras del momento, la rivalidad que había por hacerse con el cetro del toreo y consolidarse como la primera figura de la época. En la actualidad parece que cada uno vive cómodamente en su posición. Ya nos hemos olvidado del tercio de quites, de los manos a manos entre los mejores en las mejores plazas, nos hemos olvidado lo que se sentía al ver a las figuras con ganaderías diferentes.
Si queremos que la fiesta vuelva a tener el esplendor de antaño necesitamos que los de arriba tengan las ideas claras, que vuelva la competencia, aunque sea ficticia, que vuelva la pasión entre los aficionados por aquel o por el otro torero, en definitiva, volver a la esencia que no es otra que el amor por el toro y por el toreo.
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