Amaneció el 9 de septiembre con un sol resplandeciente, de esos días de pleno verano aunque por entonces ya nos adentrábamos en el frío otoño. Todo se nos puso de cara desde primera hora.
Desde por la mañana con la preparación, hasta el momento de vestirse, se hacía con cariño, con sentimiento, queriendo sentirse toreros cada minuto de ese inolvidable día.
Aquella tarde nos juntamos Hector, Jesús, Victor, Armando y un servidor. La cuadrilla del arte como la denominé los días previos, pero sin olvidar a otros artistas como Rober,to Pablo, Abdón, Tinín y Fran sin olvidar todos los que participaron para que todo saliera a la perfección. Diferentes nombres, diferentes personas, pero con una misma ilusión, una misma pasión. Pasarlo bien y ofrecer un espectáculo digno para que todo el pueblo saliera contento. Tampoco hay que olvidar a Mariano Jimenez que hizo posible el festejo, a Raul Montero por ayudarnos en todo lo que necesitamos y a Jose Ignacio Ramos que estuvo apoyándonos.
Torería, pasión, duende, pellizco, arte pero también nervios, miedo, pavor, cosquilleo. Son palabras que siempre rondan nuestra cabeza a la hora de describir una faena, un torero, al hacer una crónica, pero aquel día pudimos descubrirlos, sentirlo.
Sonaron clarines y timbales, salimos capotes al hombro. Expectación, buen ambiente y llenazo, algo que no pasó los días anteriores. Había un run run en el aire, no sabían si íbamos a salir corriendo o triunfaríamos.
Todo lo que sucedió en aquel ruedo quedará en nuestras memorias para siempre, nos sentimos toreros, fuimos toreros. Al año que viene volveremos, daremos lo mejor de nosotros una vez más para contentar al público y para volver a sentirnos TOREROS.
Al final lo que tenía que pasar, los toreros a hombros y más afición en el pueblo. Sotillo es mas taurina, el pueblo quiere torear.
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