lunes, 2 de abril de 2012

Un duelo convertido en encerrona


Foto: Borja Blanco http://www.toromundial.com
Ni los toreros, ni el ganadero. Hoy perdió la Fiesta. Lo que era un día de ilusión, de ganas de toros, ambiente de día grande, de predisposición, se convirtió en desilusión y frustración. Incluso de pena, al ver como la tarde se iba poco a poco desintegrando. Esto es un espectáculo y, como tal, el público va a divertirse y, últimamente, de los toros se sale enfadado. Mal asunto, en tiempos en los que vender una entrada cuesta un mundo.

Foto: Borja Blanco http://www.toromundial.com
Ver la plaza de Madrid con tres cuartos de entrada un domingo de Ramos, con medio Madrid buscando las vacaciones, era todo un logro. Pero es posible que muchos de los que fueron, no repitan en un tiempo. El mano a mano más perseguido despertó una expectación inusitada, los aficionados buscaban una bocanada de aire fresco. Pero el toro lo descompone, aunque sea el más honrado de la Fiesta. La corrida de Jandilla, muy desigual, estaba vacía. Desrazada y sin fuelle, se vino abajo tras el segundo puyazo y apenas llegó con aire al último tercio.

Foto: Borja Blanco http://www.toromundial.com
Tras una gran ovación al romperse el paseíllo, Iván Fandiño fue a la puerta de chiqueros para enjaretar una ajustada serie de gaoneras que tuvieron el aliciente del fuerte viento que azotó a la Monumental durante toda la tarde. Con muchas ganas, también quitó por chicuelinas y David Mora le contesto con unas bellas tafalleras. Pero hasta ahí. El toro llegó exhausto a la muleta, donde los toques y desarmes la enfriaron. En el tercero de la tarde estuvo frio. Aunque el toro, descastado y rajado, no quiso pelea en ningún momento, faltó ese punto de más al que estamos acostumbrados.

Con el que cerraba su actuación se jugaba su paso por Madrid. Con más calidad que sus hermanos, comenzó directamente con el toreo fundamental. Las tandas parecían coger vuelo, pero no pasaban de tres y el de pecho, por lo que no terminaba de calar en el tendido. En el momento que quiso alargar las tandas, el Jandilla protestaba y deslucía lo que en un comienzo era extraordinario. Cuando se cambió de mano, la faena cayó en el ocaso. Fandiño recordó al de tantas tardes, citando desde la verdad, planchando la muleta, poniéndose en el sitio y pudiendo al toro.

David Mora ha descolocado a muchos. Después de su paso de puntillas por Valencia, debía dar un golpe de autoridad que nunca llegó. Esa imagen del David avasallador, que podía sacar eso que no tenían los toros. Pero que además componía y tenía un gusto especial, no estuvo esta tarde en Madrid. Anduvo pinturero con el capote, variado pero con regusto. Con la franela cambió. Al cuarto debió tirar más del burel que, aunque indolente, llevaba una inercia tras el primer muletazo que lo hacía emocionante. No lo aprovechó. Poco a poco se fue diluyendo hasta terminar refugiado en tablas.

El segundo de la tarde fue muy protestado por su descarada falta de fuerza. Tras caerse varias veces el presidente no consideró adecuado cambiarlo, quizá por la que se le podía venir encima tras ver el comportamiento de los dos primeros. Por último, el que cerró plaza no mejoró la actuación global. Faena larga y deslucida llena de enganchones. Cuesta recordar que este torero fue el que enamoró hace apenas seis meses. Muy despegado, encogido, apático, dando la sensación de que pasaba por ahí, que aquello no le iba a estropear la temporada.

Más que una solución, este mano a mano se ha convertido en un problema. El público que los tenía idealizados, les ha bajado al mundo real. A partir de hoy cambia su situación, se tendrán que volver a ganar el aplauso. Lo importante no es llegar, una buena temporada la hace cualquiera. Lo importante es mantenerse con el hambre de un chaval que no tiene nada, pero eso es imposible. O casi.

Madrid. Toros de Jandilla. Desiguales de presentación, sobresaliendo por encima el sexto. Descastados y sin fuerza, en general.

- Iván Fandiño (Caña y oro) Silencio, silencio y ovación tras aviso 
- David Mora (Blanco y azabache) Silencio, silencio y silencio tras aviso

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