Detalle de la embestida del gran toro 'Cobradiezmos' |
'Eso fue en Sevilla, enamorada por un toro de hechuras diseñadas para la armonía, cárdeno, mirada de hombre bravo, bajo de agujas, manos breves, estrecho de sienes, pitones vueltos. Toro que sueñan todas las vacas en duermevela de parto. Embistiendo como enamorado y fiel y leal a los vuelos de la muleta de Escribano'. La crónica de aquel 13 de abril relató con cuidadoso detalle una efeméride inolvidable. 'Escribano se fue a la cueva de chiqueros por donde salió un toro limpio, como sacado de un cuento donde él era el príncipe. Guapo de piropo'.
Cobradiezmos, fijo en la muleta de Escribano |
La papeleta de Escribano fue mostrar cada una de las excelsas virtudes que tenía nuestro protagonista. Tan difícil como enseñarlas era no caer en su trampa. Su bravura y profundidad en cada embestida podía dejar en evidencia a un torero sin sitio. Pero inteligentemente, el sitio del sevillano fueron los medios. 'Porque la faena de Escribano, sincera como el toro, fue de mano apasionadamente baja, vuelos por debajo de la pala del pitón, cinco y seis muletazos, pitón derecho e izquierdo, siempre en los medios. La vida hay que vivirla en los medios'.
Siempre a más. Puro y gallardo. Sevilla sonaba entera al mismo compás. Los pañuelos batían como el vuelo de paloma blanca inmaculada mientras que el hocico de Cobradiezmos araba el brillante albero que llega de Alcalá de los Panaderos -el de Guadaíra-.
Casi tantas agallas como en el ruedo hay que tenerlas en el palco. También criterio, pero un extra de valor para tomar una decisión histórica. El indulto fue el más unánime que se recuerda. Crítica, aficionados y público loaron las virtudes de Cobradiezmos. Pañuelo naranja. Sí, fue una de las noticias taurinas del año pero su repercusión va mucho más allá. El premio de la vida a la bravura en su máximo esplendor debe convertirse en un símbolo.
Así volvió el toro de Victorino a los corrales de la Maestranza |
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