sábado, 8 de octubre de 2011

Bañuelos, Mora y Padilla


Siempre con la mente puesta en el hospital Miguel Sevet. Atento a las noticias que llegaban. Desentubado, despierto y diciendo, “no me quites ni una en América”. Con dos cojones, un ejemplo. El espíritu del Ciclón. Podía haber sido mucho peor, él lo entenderá y saldrá adelante. Segurísimo.

Serafín Marín, Alberto Álvarez y David Mora tuvieron durante toda la tarde a su compañero (amigo) en el recuerdo. A él fueron los brindis, muy emotivos, de esta triunfal tarde. La excepcional corrida de Antonio Bañuelos propició un gran espectáculo que fue un auténtico homenaje. Esta fue la otra cara del toreo. Destacaron cinco de los seis e incluso pudo haber pleno, una corrida muy completa.

El triunfo, orejas aparte, fue de David Mora. Dos vueltas clamorosas al ruedo, después de rechazar el triunfo concedido por el juez de plaza que debe ser primo hermano de Del Olmo, equivalieron a las dos orejas que hubo de cortar al tercero de la tarde. Una vez más se reafirmó como la revelación de la temporada con una gran faena, larga y templada. Lo comprendió a la perfección y lanceó desde la primera verónica. Una estocada en la cruz bien valieron el reconocimiento de los aficionados, qué más da las estadísticas. Con el que cerró plaza, estuvo pelín amontonado y encimista, con más distancia el toro hubiera dado mucho más. Aún así, David Mora de reafirma.

El triunfo numérico se lo llevo el local Alberto Álvarez. Y no por ser de Zaragoza. Se llevó el lote, eso sí, pero pese a lo poco que torea supo estar a la altura de las circunstancias. Un lote de izquierdas. Tanto las faenas del segundo como el quinto se basaron en la tandas al natural que transmitieron y fueron muy aclamadas por el pueblo. Incluso imitó al maestro Joselito tirando la simulada en la última tanda de derechazos. Además mató como si se le fuera la vida en ello, que se le iba. El primero salió muerto de la muleta y la segunda estocada incluso cayó contraria de lo recto que entró. Disfruto del toreo. Merece la pena ser torero para vivir días como hoy. La cara. También existe la cruz, no solo con las cornadas, sino con el anonimato…

Serafín Marín toreó a placer al primero de la tarde. Un toro pronto y presto que estuvo a disposición del de Moncada i Rexach. Parece que ha resucitado después de pasar con más pena que gloria de Madrid. Se ha quitado el luto. Demasiadas sensaciones en Barcelona, todos somos humanos.

La cara del toreo. Una tarde de triunfo en la que los aficionados hemos podido resarcirnos después del día amargo de ayer. Cuidado con Bañuelos, corrida cumbre. Seis de seis. Ojo al dato. En la memoria siempre tenemos al maestro. Suerte.

2 comentarios:

Diego Cervera Garcia dijo...

pues tiene usted razón, así se vio la tarde de ayer, que pena que el cafre del presidente, o como dice usted, juez de plaza, le robase literalmente la segunda oreja a David.

Marcos Sanchidrián dijo...

Fue una tarde entretenidísima porque todos los toros dieron un gran juego. Lo del presidente no tiene nombre, mucho afán de protagonismo...