lunes, 29 de mayo de 2017

El espectáculo de la calle Iris, desde dentro



Casi al final de la calle Antonia Díaz cuando vienes del cruce con Adriano, justo antes de encontrarte con Curro Romero y la inmensidad del Paseo de Colón se abre una calle muy pequeñita y estrecha que nunca pasaría desapercibida. Esa cuesta adoquinada con un punto de pendiente, su puerta enrejada que da acceso a la Maestranza y el número 16 que asoma por la entrada más esperada.

Es la calle Iris. La calle más torera de cuantas pudieron hacer. El punto de comunión entre los toreros y el público. Allí cada tarde, la gente comprueba que el que se viste de luces no es uno más. Allí se venera al héroe que encuentra en esos 50 metros el motivo por el que es capaz de hacer lo que los demás no hacen.

Flashes, selfies, estampitas, gritos de admiración. Cientos de personas se arremolinan a la espera de la llegada de los toreros que atienden uno a uno a lo que llamarían ‘fans’ si se dedicaran al cante o al balón.

Vive la calle Iris como si estuvieras desde dentro. Desde su soledad hasta su pasión desbordada. Entra a descubrir su grandeza.

Reportaje publicado en Mundotoro. 05.05.2017

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