martes, 17 de enero de 2012

El problema americano


América es un continente inmenso. Con una geografía que perjudica el desarrollo de las comunicaciones, combinando largos desiertos con largas cordilleras y impenetrables selvas. Incluso en muchos momentos las carreteras que unen diferentes puntos son casi inhóspitas cuando se produce una tormenta. Pero eso no es lo peor, los miles de kilómetros que separan dos puntos hacen inaccesible, por ejemplo, a que un aficionado de Cali pueda ver toros en Bogotá.

Acostumbrados en España en poder ir a casi cualquier lado en pocas horas de coche, se nos hace complicado pensar que a miles de kilómetros pueda estar celebrándose otra corrida. Eso es lo que ocurre en la América taurina. Siguiendo con el ejemplo, entre Cali y Bogotá, que se encuentran en Colombia, hay más de 400 kilómetros que tardarían más de 8 horas en recorrerse, cruzando cordilleras en carreteras de malas condiciones. Por tanto, casi descartado queda el querer ver un festejo en Lima o México, a miles de kilómetros de distancia. Este problema, hace que los mercados se reduzcan a la población local. A diferencia de España y Francia, que a tan solo unas horas de coche o avión, llegas a cualquier parte.

Por no hablar del precio de las entradas. A los toreros hay que pagarles en dólares por lo que el precio con la moneda local se dispara. Así, el coste del boleto en relación con el salario mínimo es brutal. Un problema más para llenar las plazas y para que el flujo de espectadores sea continuado.

Tras la supresión de la muerte en Quito, otro de los problemas es que la máquina antitaurina se ha puesto en funcionamiento. Debe ser que está de moda. Pegas una patada y salen 50 políticos antis. El último el alcalde de Bogotá, está bien visto. De un plumazo de ha cargado las subvenciones a la Fiesta, pero los empresarios de la plaza no dejan de pagar impuestos por explotar el coso. Basta ya de hipocresía.

Aunque el mayor problema es el cachondeo que se traen las figuras españolas con el toro que echan allí, la mayoría de las veces indigno. Pero eso es otro tema con el que ya estamos mucho más relacionados.

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