Fuente: Mundotoro.com |
Sólo cuatro años separan
2007 y 2011. Y más de 1000 festejos menos entre esas fechas. Desolador y
deprimente. Miles de toros en el campo,
excedente, ganaderías en la ruina y, por tanto, al matadero. Encastes
emblemáticos están desapareciendo para nunca volver. Pero también toreros. Más
de la mitad del escalafón no pasa de los 5 festejos. El líder ni se acerca a
los 100 contratos. Dramático. Datos en mano dan ganas de tirar la toalla. Pero
hay que analizar las estadísticas.
En 2007, año cénit de la
burbuja taurina (sí, igual de perjudicial que la inmobiliaria) se lidiaron un
total de 2176 festejos, año histórico porque se superaron por primera vez las
mil corridas de toros. Era tiempo de bonanza donde cualquier matador se
presentaba, sin problema, en las 20 corridas toreando aquí y allá en pueblos
donde el negocio inmobiliario y la corrupción hacían que sus fiestas quisieran
ser las mejores de la zona. Y claro, como el espectáculo era cuasi deprimente,
las plazas estaban casi desiertas. Pero el espectáculo siempre se daba, con
mucho éxito para rascar algún puesto en un cotizado escalafón.
Mientras las corridas
estaban en auge, nadie quería ver una novillada en su pueblo porque era una deshonra,
“¡Oiga, que en el pueblo de al lado ha venido fulanito!” se escuchaba como si una novillada los desprestigiara. Y
ni hablar tiene de las novilladas sin picadores, casi desertadas y proscritas,
¡Quién iba a ver una novillada de promoción!
Estábamos en un mundo donde
nada era real. Todos tenían hueco, picadores y banderilleros del año del
Guerra, apoderados casposos con los bolsillos llenos gracias a los ponedores o
a la familia de los toreros, grandes empresarios del ladrillo por los
callejones porque tenían una punta de ganado pagada a gusto y gana y lidiaban
una corrida vendida a precio de saldo… Café para todos, los felices años 20. ¡Cuán
efímero es el éxito cuando las cosas se hacen mal desde un principio!
Llegaba 2008, las vacas
gordas comenzaban a adelgazar, nadie quería reconocer que estaban comenzando a
haber signos sospechosos. Pero cuando todos sabíamos que las cosas empezaban a
ir mal, nuestro Presidente ya estaba viendo brotes verdes de recuperación. Mandagüevos. Casi sin enterarnos habían
descendido más de 100 corridas y otras tantas novilladas. Pero lo peor estaba
por llegar en 2009, cuando se hicieron en total 400 paseíllos menos. Nos
echamos las manos a la cabeza, y así hemos estado hasta llegar a este 2011
donde se han reducido en mil el total de festejos taurinos. Pero hemos
analizado el por qué se ha llegado a esta situación.
Esto, todavía, se tiene que
regular más. Llegar a un nivel donde la oferta se adecúe a una demanda mermada
económica y moralmente. No hay que olvidar que los toros es un espectáculo muy
caro y no están los chichis como para farolillos. Hablando en plata. A alguno
todavía no le ha entrado la cabeza, las cosas comenzarán a mejorar cuando los
mediáticos dejen de ocupar los 204 puestos que han rellenado esta temporada.
Pónganle ustedes nombre y apellidos, o sumen en el escalafón, están todos bien
cerca. Y muy arriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario