martes, 14 de febrero de 2012

El Juli ante la adversidad


Foto: Arjona

Ser independiente siempre ha salido caro en el mundo del toro. Ir de por libre nunca ha estado bien visto, no se les puede manejar con la misma facilidad. Más cuando han querido defender los derechos de sus compañeros atados a las imposiciones monopolísticas. Y ya si les tocan el bolsillo a los que contratan ni les cuento.

Un poco de todo ha pasado con El Juli, y lo pagará caro. Lo pagará viendo desde la televisión la feria de Fallas, aquella que conquistó el año Ponce, o que defendió el orgullo el pasado San José. Tampoco pisará la Comunidad Valenciana en Castellón, como sus compañeros tan “solidarios”. Es más, once orejas en dos años en la Maestranza de Sevilla tampoco son méritos para estar presente en el abono del baratillo en loor de jefe de Estado.

Está por encima el rencor de encabezar el movimiento revolucionario que, aunque no estemos de acuerdo, es necesario para adecuar la fiesta a nuestro tiempo. Pero las grandes empresas se olvidan de los otros que también están en el G, pero al ser sus poderdantes no quieren quitarlos de sus plazas. Juli se siente solo, defraudado, sin entender el por qué de esta situación. Ha pagado el pato junto a Perera, y sin olvidar a Cesar Jiménez. Para que tomen nota los modestos y ni se les ocurra unirse a la revolución, no vaya a ser que se queden en el banquillo. Así no vamos a ningún lado. El poder del toreo está en los toreros, no en los empresarios. No se puede, ni se debe ir contra natura, contra el público y la afición.

Se dice por ahí que Morante no torearía en Sevilla si Juli no es contratado, ¿Es posible una Feria de abril sin Morante? Cambien esa pregunta por Julián López y debería sonar igual de descabellado. Cuando un torero así falte en el escalafón, lo echaremos de menos. No se irá, y aunque no le dejen, reventará la temporada. No es bueno que saquen a la fiera, porque puede dejar retratado a más de uno.

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