Foto: EFE |
El torero de la Cataluña
antitaurina parece que ha nacido en Sevilla, en Triana, más concretamente, o en
La Puebla del Río. Quizá alejándose de sus raíces que le han defraudado. Ese
Serafín apático, sin ganas, desilusionado ha desaparecido. Se abrió de capa con
el precioso jabonero claro de Montealto, y desde el principio se adivinó su
gran condición. Verónicas rotas, de manos bajas rematadas más allá del
infinito. Como cuando se entrena de salón. Lentas, lentísimas, acomodándose a la
embestida del toro, es decir, templadas. El remate cumbre, una media entre el
desprecio del poder y el gusto del arte. Sublime. Pero también en el quite, con
cuatro y remate. Eso es cuajar un toro con el capote. Difícil de olvidar.
Pero siguió embistiendo el
tercero de Montealto, de hechuras perfectas, como toda la corrida en general.
Un puyazo en toda la yema y una lidia de tres capotazos y haciendo el avión,
provocaron que el toro fuera a más. De lío. El inicio de faena, muy
inteligente. De torero puesto. Por abajo, para ayudarle aún más. Le siguieron
tres tandas de desmayo por el derecho. Aunque el izquierdo no se quedaba atrás.
Serafín Marín le dio la distancia y los tiempos perfectos. El torero entregado,
entró a matar olvidándose de que la plaza era Valdemorillo. Cogido y con la taleguilla
rota recogió dos merecidas orejas. Toro de vuelta al ruedo, la que le fue concedida.
Había esperanza con Víctor
Puerto. Torero veterano, pero con la torería que dan los años. Diferente. Pero
solo quedó en eso. Después de sendas lidias penosas, solo cabe destacar un
inicio por bajo de muchos kilates. ¿No quiso o no pudo?
Los toros no se comían a nadie.
El local Julio Pedro
Saavedra perdió su oportunidad. La que tanto reclamaba en los últimos cuatro
años al no verse anunciado en los carteles de su feria. Faenas compuestas de
enganchones, tropiezos y desarmes a granel, no logró dejar ni un muletazo. Del
capote solo destacar que tiene los vuelos morados…
Valdemorillo. Media
entrada. Toros de Montealto. Bien presentados, de bonitas hechuras. Destacó el
tercero Navajuda, nº 44 de 515 kg, premiado con la vuelta al ruedo.
- Víctor Puerto (Frambuesa y azabache) Silencio y pitos
- Julio Pedro Saavedra (Botella y oro) Silencia y silencio tras aviso
- Serafín Marín (Turquesa y oro) Dos orejas tras aviso y oreja
- Víctor Puerto (Frambuesa y azabache) Silencio y pitos
- Julio Pedro Saavedra (Botella y oro) Silencia y silencio tras aviso
- Serafín Marín (Turquesa y oro) Dos orejas tras aviso y oreja
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