Otra noche más. El silencio se apoderó de todo. También la oscuridad. No hay fuerza que levante este peso, gritos que ahoguen este llanto, ni calma que duerma este nudo en las entrañas. Impotencia porque estás sin estar. Porque vives aunque nuestro cuerpo de carne no lo entienda. No lo entenderá. Jamás. Nos descubriste el misterio del toreo justo cuando empezábamos a olvidarlo. Que el toreo es de verdad en un mundo de mentira. De progreso sectario. De modernidad infectada. De sonrisas de Joker. Y de pronto, entre la mentira, la falsedad y la hipocresía, tú eres capaz de ofrecer tu vida. Mis héroes. Solo un torero puede alcanzar la gloria. El único ser que puede tornar de humano a divino. Solo él. Porque va directo a la muerte. La mira. La reta. Sigue sonriendo, Víctor, porque tu nombre quedará enmarcado para toda la eternidad. Porque aunque aún no lo entendamos, un torero nunca muere. Gloria a Víctor. Descansa ahí donde yacen los héroes. Eres historia.
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